abril escribió: ↑21 Jun 2019, 15:59
Hola, buenas tardes. Os dejo un enlace sobre la toxoplasmosis.
https://www.hogarmania.com/mascotas/gat ... -7837.html
Hay cientos de ellos, unos más serios y documentados que otros, pero tengo entendido que un posible contagio de toxoplasma de un gato infectado a un humano se lleva a cabo manipulando las heces de este y después poniendo en contacto con mucosas.
La forma más sencilla para contagiarse es comiendo carnes poco cocinadas o verduras sin lavar.
Gracias!
Pues ese enlace es de los menos serios y documentados que podrías haber aportado.
Así que para evitar que alguien que lo lea se confunda con las consecuencias que ello puede acarrear (aunque no las vaya a notar o relacionar nunca con una infección por Toxoplasma) me obligas a matizar varios errores.
Ordenando de mayor a menor importancia (más o menos):
El gato sólo podrá liberar el parásito en las heces una vez en su vida y durante un par de semanas, es decir, no podrá liberarlo de nuevo aunque vuelva a infectarse.
Inexacto. Una vez un gato (doméstico o silvestre) adquiere la enfermedad, se convierte en un foco de dispersión de quistes hasta que muere. Hay diferencias individuales, como en todo, algunos "mantienen a raya" el parásito, otros no tanto, pero la expulsión por las heces de ooquistes no esporulados (es decir, de momento, no infectantes) se produce periódicamente durante toda su vida. Lo que varía es la cantidad entre días(según el ciclo del propio parásito) y la cantidad puntual (según la carga patogénica que sufra el gato y la competencia de su S I).
La fuente de este error es la interpretación de los blogs y páginas de cuidadores de gatos ferales (quizá interesadamente). Las fuentes serias informan más o menos "Los félidos infectados pueden eliminar hasta 1 millón de ooquistes/día, no esporulados, a partir de 7 a 15 días después de la exposición, aunque estén asintomáticos." y ellos interpretan que es sólo una vez. Es incorrecto.
Además, hay varias líneas "clonales" de T gondii, que no producen inmunidad cruzada, por lo que un gato que tenga acceso al exterior puede infectarse sucesivamente con más de una de ellas, y al sobreponerse los ciclos puede eliminar ooquistes diariamente.
Para que el parásito que se encuentra en las heces resulte contagioso debe estar 24 horas en contacto con el aire, algo que no sucederá nunca si limpiamos la bandeja a menudo.
Inexacto también. Los ooquistes eliminados a través de las heces esporulan de forma escalonada entre un día y varias semanas tras la expulsión. El plazo depende, sobre todo, de la temperatura, es lento y más largo a temperaturas bajas, se acelera cuando esta es más alta y decrece abruptamente. pero sin detenerse, a partir de los 40º, temperatura que no se alcanza en las bandejas. Otros parámetros, como la humedad, tienen un umbral más brusco: si un ooquiste aún no esporulado se encuentra en un ambiente con un grado de humedad menor o mayor al que necesita, muere rápidamente. Pero una vez esporulado su resistencia se multiplica y pueden resistir meses en condiciones adversas. Si estas son favorables, pueden permanecer infectantes durante años, no meses como también se lee a veces.
Pensar que retirando diariamente, incluso al momento, los excrementos de la bandeja basta para evitar el contagio o la difusión es erróneo, porque siempre hay partículas que no vemos. Basta que el excremento roce la pared de la bandeja, que el gato roce accidentalmente con su pata o su pelaje el excremento, que una mosca se pose sobre uno para que se dispersen los ooquistes. Ni que decir que los excrementos que se echan en la basura o se eliminan por el WC van a contribuir a mantener el ciclo fuera del domicilio.
Cuando el gato ingiere el parásito, éste se reproduce en su intestino y los huevos se eliminan a través de las heces. Por lo tanto, para contagiarse, habría que coger las heces con las manos y después llevárselas a la boca.
No es necesario en absoluto comportarse de una forma tan absurda. Además, como ya he explicado, los ooquistes no son infectantes hasta un plazo diferido, de entre días a semanas, por lo que podríamos perfectamente tocar con las manos las heces con ooquistes, llevárnoslas inadvertidamente a la boca (algo muy normal y corriente) y no infectarnos. Pero sí podemos infectarnos con las partículas que llevan días entre la arena, protegidas por esta de la desecación, y que contienen ooquistes que ya han esporulado. Y no hace falta tocarlas: basta que respiremos el polvo que se levanta para que entren por la conexión entre las vías respiratorias altas y la faringe al tubo digestivo donde iniciarán el ciclo, en este caso algo distinto al que sigue en el gato.
También es verdad que inhalar o ingerir ooquistes esporulados tampoco significa que la vayamos a adquirir: depende de otros factores que el parásito tenga o no éxito: la cantidad ingresada, nuestra competencia inmunitaria, sobre todo.
Es más fácil contraer la enfermedad a través de los alimentos, si se comen crudos, poco hechos o sin lavar, que infectarse a través del gato
Tampoco. La frase correcta sería "Es
posible contraer la enfermedad a través de los alimentos, si se comen crudos, poco hechos o sin lavar", por eso la carne que se comercializa se controla: para detectar, entre otros, la existencia de bradizoítos (quistes tisulares) y si se detectan, esa canal se desvía y se destina a procesados, o incluso se confisca y se retira si su carga es tan grande que podría comprometer la salud de los manipuladores.
Precisamente para impedir o limitar estas pérdidas y desvalorizaciones, y desde luego, por salud pública, es por lo que actualmente está prohibido mantener gatos en las instalaciones ganaderas. Los roedores deben controlarse mediante otros métodos. Esto, por desgracia, es algo que no se puede controlar al 100%, y los que crían animales para su consumo a menudo desconocen.
Y finalmente, la presencia de ooquistes en las verduras (en su piel) se debe en última instancia a... la presencia de gatos infectados en la proximidad de los cultivos. La fuente es, hoy en día en los países "desarrollados", las colonias artificialmente alimentadas si están cerca de zonas hortícolas.
Finalizar con algo importante: a pesar de que siempre se ha creído que la toxoplasmosis es un problema de salud humana menor, salvo para los fetos (y por eso la campaña se dirige a mujeres embarazadas), hay ya bastantes evidencias que los riesgos existen para toda la población, independientemente de su edad, aunque sus manifestaciones varían dependiendo del momento en que se adquiere y de su cronicidad.
Hay estudios que vinculan las infecciones por T gondii en la infancia con trastornos más o menos graves del desarrollo neurológico, lo que influye en la conducta, habilidades sociales y aprendizaje. Y si las infecciones son más tardías, las lesiones neurológicas también pueden causar la aparición temprana de signos de demencia o psicosis que aparecen en edad senil.
Y teniendo en cuenta que es el gato el único eslabón necesario en el mantenimiento de este dañino ciclo, (es en su tubo digestivo donde el coccidio realiza su reproducción sexual) resulta bastante absurdo que haya tantos obstáculos para limitarlo de forma eficaz.
Erradicar la enfermedad es imposible, porque se mantendrá en su ciclo felinos-roedores silvestres, pero bastaría prohibir de forma enérgica y decidida la alimentación artificial de los gatos ferales para limitar su ciclo en los entornos humanizados.