Montana escribió:
Te entiendo perfectamente, Bea: a mi me pasa lo mismo. Me indigno. Estoy realmente indignada contra la ignorancia supina de "la clase médica" en general, en este país.
Pero es que es lo que hay. Somos un pais de pandereta y de pacotilla. Muy lerdo, muy obtuso, y encima pillo.
Hacen muchísimo daño. Muchísimo. A mi también me derivaron con el psicólogo y psiquiatra, y bla bla bla....pero yo les dije que mi enfermedad era algo muy real y físico.
Me asombro y me quedo sin palabras ante la ignorancia y la indiferencia por el saber que me encuentro cada día.
Pero es lo que hay.
Creo que lo único que cabe hacer en estos casos es pasar de ellos, sencillamente.
No vale la pena que te hagas mala sangre por ellos.
Ya despertarán, algún día. O no.
Pillín porque me cae bien; Negociante porque, bueno, de algo hay que vivir.Montana escribió:Sobre el famoso video y el chaval que no es médico pero que dá cursillos a los médicos:
A ver, está claro que se ha subido a la mina que representa esta enfermedad...a mi personalmente no me encantó, me pareció bastante oportunsta y pillín (diria pillo pero eso queda muy mal).
No lo excluyo por el hecho de que el chaval sea un negociante, y barra para su negocio.
los otros, como son los malos son pillos, sin diminutivo. Y dañinos.
Lo del país de lerdos, de pacotilla, obtusos, etc. etc. no es en general, ¿verdad?Hacen muchísimo daño. Muchísimo
Supongo que es una generalización, un arrebato fruto del cabreo.
Pero es injusta. Sobre todo para los que intentan luchar contra la borreguez imperante, y lo único que reciben son pedradas a canastos.
A mí lo que me indigna es la hipocresía.
El jugar con dos barajas.
El doble rasero.
Ese recurso tan socorrido al "Donde dije Digo, digo Diego", a poder ser, sin que se note que dije Digo
Es verdad que "en este país" hay médicos de alto nivel que lo practican con soltura.
No me parece tan cierto que los que atienden cara a cara, sean unos hipócritas, yo los dejo en ignorantes, en indolentes... a cada uno lo suyo.
En esto coincido con antavian. Hacen lo que les han enseñado a hacer. Y son funcionarios. Así que supongo, que hay que centrarse a lo que se "indica" dese arriba, y no cantearse mucho.
Hay muchas formas de hacerle la vida imposible a un médico del Sistema Público de Salud. Como a cualquier otro currante. Pero eso, supongo que no lo sabías.
A partir de ahora, ya no podrás decirlo más.
Pero es que esta hipocresía no se limita al campo de la medicina "llámala normal"
Al menos en la medicina con base científica, se limita a algunos campos, desgraciadamente el de SFC/EM, SQM y FM, es uno de los que más sufre por ella.
Pero en la "otra" la que no es occidental, (generalizando también, pues yo, en algunas disciplinas, dejo la puerta abierta a la duda), la hipocresía y la doblez son como un manto que la arropa, sin agujeros, sin costuras.
Y se nutre de los despojos que la "medicina occidental, basada en la evidencia" abandona o desahucia.
Ah, pero es que ahora hay toda una corriente fundamentalista orientalizante, algo así como un que trata de pillar cuota de mercado, intentando convencer a la población en general que lo malo de la asistencia sanitaria "occidental y reglada" no es la forma de gestionarla (No sólo a nivel administrativo... hay mucho que reconsiderar) sino, su propia base racional y científica.
Pues por ahí no paso. No niego el papel y la ayuda que históricamente ha podido brindar todas las disciplinas no científicas, sin perder de vista que, donde no llegaban, no había nada que hacer.
Que hoy se pretenda que la imposición de manos tradicional japonesa, por ejemplo, sea algo más que una ayuda por su papel de rito (que no está mal, ¿eh? todo lo que envuelve ese ritual, a mí me resulta sugerente) me parece absurdo. Para eso me sirve perfectamente un sacerdote católico. Me va a hacer el mismo efecto.
Y quien dice eso, dice la homeopatía, el sungazzing, la novísima Dieta Asturiana de exclusión (no es oriental, vale, pero como si lo fuera)
Quien quiera poner su confianza en ese humo, es libre de hacerlo.
Pero que no venga a hacer propaganda ni proselitismo.
O al menos, primero, que sus practicantes se tomen la molestia de demostrar que son algo más que humo.